Cinco puntos importantes sobre las elecciones legislativas de medio término

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Screen shot 2013-10-08 at 4.48.59 PMEl próximo domingo se definirán los candidatos para en las elecciones legislativas de Octubre. Son pocas las fuerzas que usaran la herramienta de las PASO para dirimir sus candidaturas, pero estas elecciones sirven para conocer cuál es el caudal político de las principales fuerzas y como se da la distribución del voto en términos geográficos. 

A pesar de las expectativas que rodean esta elección, aún ante el peor escenario, el oficialismo sólo renueva 38 bancas en diputados y con solo repetir la elección de 2009 lograría al menos asegurar y hasta aumentar ese número.

Por otro lado, la historia de las elecciones de medio término demuestra que las mismas, si bien pueden servir para conocer cómo se distribuye el capital electoral, las mismas no son un termómetro fiable de lo que sucederá a futuro.

Hasta la reforma de la Constitución en 1994, los presidentes afrontaban dos elecciones legislativas durante su gestión. Alfonsín salió victorioso en 1985, pero fue derrotado en 1987, reteniendo solo 3 gobernaciones (Río Negro, Córdoba y Tucumán) lo que selló en gran medida, pero de no forma definitiva, la suerte de su gobierno. Menem tuvo que superar las elecciones de 1991 y 1993 durante su primer mandato. El triunfo en ambas le permitió consolidar su poder y promover la reforma constitucional que habilito la posibilidad de reelección.

Es importante entonces centrarse en cinco puntos fundamentales, para entender las elecciones legislativas de medio término en Argentina.

No son un referéndum de la gestión presidencial. Si bien las elecciones legislativas de medio término aparecen como un plebiscito de la gestión presidencial, lo cierto es que las mismas no cumplen esta función. Cristina Fernández de Kirchner tuvo un duro golpe en 2009, donde perdió la mayoría legislativa en diputados y sin embargo fue reelecta en 2011 con más del 50% de los votos. Sí es cierto que estas elecciones permiten al ciudadano proclamarse sobre la gestión de gobierno del presidente, las mismas no condicionan al gobierno en sí.

No adelantan lo que puede ocurrir en las presidenciales. Continuando el análisis anterior y retomando el caso de CFK en 2009 y 2011, las elecciones de medio término no auguran lo que sucederá en las presidenciales. Es posible que si el partido del gobierno pierde las elecciones legislativas de medio término y el presidente no tiene reelección (como sucedió con Alfonsín y Menem en 1997), el partido que gane las elecciones puede posicionarse de mejor manera para las próximas elecciones. De todas formas, esto también dependerá de otros factores. En 2009, ninguno de los candidatos que obtuvo un importante caudal de votos pudo retenerlo para 2011.

No aseguran triunfos en cargos ejecutivos. Las elecciones de medio término permiten el surgimiento de liderazgos y el posicionamiento de algunos políticos, pero no aseguran triunfos futuros para otros cargos, sobre todo ejecutivos. Quien triunfa en las legislativas, no se asegura un triunfo en las elecciones para cargos ejecutivos en el siguiente turno. En la provincia de Buenos Aires, Francisco De Narváez, no logró ni un tercio de los votos que obtuvo como candidato a diputado en 2009, cuando quiso ser gobernador en 2011. Ricardo Alfonsín obtuvo la mitad de los votos que logró en 2009, para su candidatura presidencial en 2011. Graciela Fernández Meijide, logró doblegar al duhaldismo en 1997 al ganarle a Chiche Duhalde en la provincia de Buenos Aires, pero no puedo ganar la gobernación de esa provincia en 1999.

Permiten la creación de alianzas que se repiten en las próximas elecciones. En varios casos las alianzas que se conforman de cara a las elecciones legislativas, se consolidan y logran un crecimiento para las próximas elecciones. El FREPASO, un frente de peronistas disidentes, y partidos políticos menores, tuvo un buen desempeño en las legislativas de 1993 y las elecciones para Convencionales Constituyentes en 1994, fortaleciendo y consolidándose para las presidenciales de 1995, donde logró el segundo lugar.

En esta línea, la Alianza, conformada por el FREPASO y la UCR en 1997, logró consolidarse a partir de su triunfo en las legislativas de ese año, pudiendo ganar las presidenciales de 1999. Néstor Kirchner y su “Concertación Plural” con radicales y extrapartidarios, logró una victoria en 2005 que permitió el triunfo de la formula Fernández de Kichner-Cobos en 2007. Lo mismo se prevé que ocurra con el actual Frente Progresista Cívico y Social, integrado por la UCR, el GEN de Margarita Stolbizer y sectores del socialismo. De tener un buen desempeño en estas elecciones, podrían continuar juntos e incluso disputar las elecciones presidenciales en 2015.

Condicionan la agenda legislativa del presidente. En caso de perder el presidente se verá obligado a buscar nuevos aliados, que le permitan tener una mayoría propia para la sanción de leyes importantes como el Presupuesto. Pero tampoco una derrota en las elecciones legislativas, condicionan la agenda legislativa del presidente, el cual podrá seguir enviando leyes para su tratamiento, y su éxito dependerá del tipo de norma que se trate. La actual presidente, a pesar de la derrota de 2009, logró imponer hasta 2011 una importante agenda legislativa, sobre todo en materia social, consiguiendo el apoyo de distintos bloques de la oposición.

Si bien las elecciones legislativas de medio término, pueden ser un termómetro de la realidad actual y permiten la conformación de posibles alianzas o bloques legislativos, la suerte del presidente no está atada directamente a éstas. Aunque en 2001 fueron el golpe de gracia para el gobierno de Fernando De La Rua, otros factores que se conjugaron, favorecieron la caída de su gobierno. Actualmente, las elecciones legislativas solo permiten conocer el verdadero caudal de algunos políticos, pero esto no condiciona su desempeño a futuro. Como siempre, lo más importante de una elección es la posibilidad de elegir a quienes nos representan, y sobre todo quienes serán nuestras voces en el Congreso para los próximos cuatro años.

Por Maximiliano Campos Ríos
Publicado originalmente en La Política Online