Robert Shapiro en la Universidad de San Andrés
Por Carolina Zaccato – Licenciada en Ciencia Política de la Universidad de San Andrés
El pasado 6 de junio, Robert Shapiro disertó en la Universidad de San Andrés, en la primera de una serie de charlas que estará brindando durante estas semanas en el marco de un proyecto patrocinado por la Embajada de Estados Unidos en la Argentina. Shapiro es profesor de la Universidad de Columbia y ex decano de la facultad de Ciencia Política de dicha institución. Es además autor de los libros The Rational Public: Fifty Years of Trends in America´s Policy Preferences y Selling Fear: Counterterrorism, the Media and Public Opinion.
En esta ocasión, la charla giró sobre la temática: “Public Opinion, Mass Media and Democracy: Theories and Methodology”. El eje de la conferencia estuvo puesto en el rol de la opinión pública y de los medios en la formulación de políticas públicas. Sobre ello, Shapiro señaló un doble papel de la opinión pública: por un lado, brindar (o quitar) legitimidad a los gobiernos y, por el otro, afectar la estabilidad de las políticas públicas. Sobre este último punto, se planteó el interrogante de cuán responsivas son las decisiones en materia de políticas públicas a los cambios en la opinión del público en general, y se señaló la existencia de un patrón en el que los cambios en la opinión de los votantes se ven reflejados, luego, en cambios al nivel del desarrollo e implementación de políticas públicas.
A pesar de esta responsividad de los gobernantes a la opinión de sus ciudadanos, se vio que la opinión pública no ejerce una presión uniforme sobre los gobiernos y cómo quedan ciertas facetas del proceso que no son del todo “democráticas”. En primer lugar, se observa una fuerte desigualdad en la capacidad de influencia de los actores que conforman la ciudadanía (que es, a su vez, corolario de la desigualdad observada en las esferas social y económica), en la que ciertas élites y grupos de interés tienen mayor capacidad de influencia que el resto. Además, los grupos con más poder de presión y los mejores organizados hacen oír sus reclamos con mayor frecuencia e impacto que el resto de los ciudadanos. Por último, se discutió si la opinión pública podía ser manipulada y, en esta línea, se señaló la fuerte influencia de los medios de comunicación en la formación de la opinión pública a través de los mecanismos de agenda setting, esto es, decidir qué temas son “noticia”, y framing, que es el enfoque o encuadre que se le decide dar a un determinado asunto.
Luego, Shapiro respondió preguntas de la audiencia respecto a las elecciones presidenciales en Estados Unidos en noviembre próximo. Respecto a la nominación de Donald Trump como candidato del Partido Republicano, quien, sin embargo, carece del apoyo de figuras tradicionales del ala republicana (como la familia Bush, por ejemplo) y el impacto que esta falta de apoyo tendría sobre la captación de votos republicanos en las elecciones generales, Shapiro señaló que esta falta de apoyo no le impidió a Trump conseguir la nominación en las internas del partido pero que sí será un obstáculo importante a la hora de salir a buscar votos por fuera de los afiliados al GOP y que, probablemente, sin el apoyo del establishment partidario le será muy difícil captar ese electorado.
En cuanto a la posibilidad de que el surgimiento de figuras políticas como Sanders y Trump planteen desafíos al esquema bipartidario estadounidense, y de que surjan nuevas agrupaciones políticas como resultado de estos procesos, el académico norteamericano sostuvo que si bien es cierto que Sanders y Trump son figuras atípicas que no se amoldan del todo con las categorías “demócrata” o “republicano”, lo cierto es que toda la contienda estuvo centrada en el sillón presidencial y que ninguno de los dos ha buscado asegurar escaños en el Congreso como lugar de acción desde el cual emprender construir un nuevo espacio político. En este punto, Shapiro sostuvo que sin la búsqueda y obtención de cargos a nivel municipal, estatal (subnacional) y nacional, no es posible hablar seriamente de la posibilidad de formar nuevos partidos políticos ni de una “revolución” en el sistema político estadounidense.
En relación con la pregunta anterior, surgió el interrogante de cuál sería el futuro del Partido Republicano si Donald Trump llegase a la presidencia de los Estados Unidos. Sobre este tema, Shapiro sostuvo que no es creíble un escenario en el que el partido de Lincoln se desintegre, sino que lo más probable es que Trump termine modificando algunas características del partido de acuerdo a su gestión presidencial. En este punto, el profesor señaló características de Trump, como cierto apoyo al sistema de cobertura de salud impulsado por Obama, o declaraciones respecto a la protección del empleo nacional, que lo acercan más al ala liberal/progresista (i.e. más cercana al Partido Demócrata), y que obligarían a repensar ciertos consensos dentro del ala republicana.
Como cierre, rescatamos la afirmación del Dr. Shapiro acerca de que, a raíz de la actual contienda presidencial, Estados Unidos se está volviendo un sistema cada vez más polarizado en términos políticos. La cuestión que resta es ver qué consecuencias implica a mediano plazo en el sistema de partidos estadounidense, en los consensos partidarios a ambos lados del espectro político, y en la dirección de la opinión pública en general.