Edgardo Catterberg in Memoriam
El año próximo se cumplen 30 años de creación de la Carrera de Ciencia Política de la UBA. Y este 29 de Abril, también se cumplen 20 años del fallecimiento de uno de sus impulsores, Edgardo Catterberg.
Por Maximiliano Campos Ríos (Director General de Espacios Políticos)
La carrera fue ante todo un proyecto colectivo de un grupo de intelectuales, que atentos al clima de época y a la necesidad de darle a la UBA y al país, una Carrera de Ciencia Política, fundaron un espacio que permitiese pensar, estudiar, investigar y desarrollar conocimiento político para los próximos años. Edgardo Catterberg tuvo un rol protagónico en esa gesta.
Este grupo, del que Catterberg formó parte, influenciado por recuperar aquellos principios reformistas dentro de la Universidad de Buenos Aires, apuntó a la creación de una nueva carrera que estuviese a la altura de las necesidades de la época, pero que coloque a la UBA en igualdad de condiciones ante otras casas de estudios, tanto nacionales como internacionales que ya contaban con la misma.
Catterberg era ya por esa época un destacadísimo intelectual, y uno de los principales referentes ligados a la opinión pública en el país. Su desarrollo intelectual, tanto dentro como fuera del país, y su prestigio profesional, fueron fundamentales para formar parte del primer equipo de la carrera de Ciencia Política. En este sentido, fue uno de sus principales promotores e impulsores.
Si bien su formación de grado era de Sociología en la Universidad de Buenos Aires, fue parte de una camada de sociólogos que estaban conectados con la vanguardia de los estudios de opinión en el mundo. Esto lo llevó a radicarse en Estados Unidos, donde cursó su PhD en Ciencia Política en la Universidad de Chapel Hill en North-Caroline.
En 1980, ya instalado en Argentina nuevamente, fue uno de los pioneros en trabajar temas ligados a la opinión pública. Esto lo llevó a acercarse profesionalmente al radicalismo en las elecciones de 1983, para quienes trabajó, al formar parte del equipo de campaña de Raúl Alfonsín, de quien como encuestador adelantó su triunfo.
El nuevo gobierno, intentó modernizar la estructura estatal y dotarla de mayor profesionalismo y buscó sumar técnicos a sus equipos. Esto permitió que intelectuales valiosos como Catteberg se sumaran al gobierno de Rául Alfonsín, el cargo que tuvo fue el de Secretario de Información Pública. A la par, continuó con sus investigaciones cualitativas, con su propia empresa, pero sin abandonar nunca el mundo académico.
Así, en 1984 comenzó su derrotero para la formación de la carrera de Ciencia Política, en la famosa “Comisión para el Estudio de la Creación de la Carrera de Ciencia Política y sus Planes de Estudio”, presidida por Carlos Strasser, e integrada también por Waldo Ansaldi, Hugo Alvarez Natale, Natalio Botana, Eugenio Bulygin, Mario dos Santos, Osvaldo Guariglia, Carlos Herrán, Oscar Landi, Mario Justo López, Roberto Martínez Nogueira, Oscar Oszlak, Carlos Pérez Llana, Eduardo Rabossi y Beatriz Rajland, actuando como secretaria Solange van Kemenade. La idea subyacente era la consolidación de la Democracia y para ello era menester un nuevo dispositivo académico.
La creación de la carrera de Ciencia Política, fue parte de esta idea. La UBA debía por tanto, como la Universidad más prestigiosa y concurrida del país, ser el centro de estudios que forme intelectuales para un nueva y democrática burocracia profesional, y un cuerpo de intelectuales para los nuevos tiempos, pero también debía ser el lugar en donde se debata y desarrolle sustento teórico al respecto.
Catterbeg participó en la formación del primer informe que dio pie a la carrera, el famoso Informe Strasser, pero también fue el primer Delegado Rectoral de la carrera. Debió ser quien durante 1985 y 1988 implementase la tarea de poner en marcha una carrera, armar equipos de trabajo, constituir cátedras y programas. Nadie dudó, al momento de ser propuesto, de que era él quien debía ser el primero en poner en marcha la nueva carrera. Tanto su reconocimiento intelectual, como su profesionalismo y sus cercanías con distintos sectores tanto en el Rectorado como en el Estado, permitieron a Catterberg comenzar a transitar el desafío planteado un año antes, y en 1985 lograr un presupuesto acorde que le permitiese armar una planta de profesores concursados que se correspondiesen con el mandato modernizante, pero también que trabajaran en pos de una carrera plural y abierta, conforme a las necesidades de la recién recuperada Democracia. Quienes lo conocieron y compartieron con él estos primeros años, resaltan su compromiso por darle a la UBA y al país, una carrera de excelencia que diera profesionales formados a la altura de cualquier universidad nacional e incluso internacional.
Escribió ensayos, artículos y libros, siempre en torno a dos temas centrales: la Democracia y los estudios electorales. Este fue su tema central, al que le dedicó gran parte de su desarrollo intelectual. Su libro más conocido, “Los argentinos frente a la política: cultura política y opinión pública en la transición argentina a la democracia”, hace referencia a ambos temas.
Catterberg fue no solo encuestador e intelectual prestigioso, sino que supo enlazar el mundo de la política y de la academia, siendo uno de los promotores del vínculo entre los estudios de opinión y la universidad. Un nexo que creía valioso y necesario. Todo este recorrido, le valieron diversas distinciones y cargos, entre ellos fue miembro y presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político.
Su aporte a la vida académica, a la que le dedicó tiempo y dedicación, tuvo sus frutos y hoy la UBA cuenta con una carrera donde continúan primando los valores reformistas que la inspiró, y otros que Catterberg supo plasmar, logrando que los estudiantes sean formados en un marco de respeto, pluralidad y Democracia que permite posicionarlos a nivel internacional.
Por todo esto, pero sobre todo, por su defensa de los valores de la tolerancia, el respeto, la pluralidad, y la excelencia académica, es que todos aquellos que creemos que la Democracia es la mejor forma de vivir como sociedad, debemos recordar a Edgardo Catterberg a 20 años de su partida, ya que su legado aún continúa, Gracias Dr.!