La agencia reguladora como impulsora de la integridad y transparencia en el sector del agua, saneamiento y residuos sólidos

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Hablar de gestión de integridad en agua y saneamiento (AyS) parece ser una tarea monumental, dadas las especificidades propias del sector: un bien público, caracterizado por monopolios naturales, que demanda inversiones cuantiosas en proyectos poco visibles en tanto suelen tratarse de tuberías enterradas y plantas de tratamiento alejadas de la población.

Bajo tales condiciones, el sector es propenso a actos que ponen en riesgo su integridad. La falta de transparencia, el no rendir cuentas, el no brindar espacios para la participación ciudadana, y la debilidad o ausencia de mecanismos efectivos para prevenir la corrupción, pueden tener consecuencias devastadoras en la prestación de servicios de AyS, afectando el acceso al agua y el saneamiento, y el bienestar de la población.

En el marco de la gobernanza sectorial de muchos países de América Latina y el Caribe, la agencia reguladora de los servicios de AyS, además de definir la normativa y asegurar su cumplimiento, es quien está mejor posicionado para contribuir a asegurar la integridad de los prestadores y mejorar su desempeño y niveles de servicio. Este es el caso del Ente Regulador de los Servicios de Agua Potable y Saneamiento de Honduras (ERSAPS), creado el en año 2003 por el Decreto 118-2003; su gestión cubre todo el territorio nacional, alcanzando a 298 municipios y a más de 10,000 prestadores de servicio urbano y rural.

A mediados de la década pasada, el sector de AyS de Honduras se caracterizaba por un escaso énfasis en la gestión de integridad, lo que se manifestaba en aisladas o quizá casi ninguna iniciativa para asegurar la transparencia en el quehacer diario, la rendición de cuentas, la participación ciudadana y el establecimiento de medidas de anticorrupción en las organizaciones del sector; en especial, los prestadores de servicio de AyS desconocían la temática de integridad y no contaban con herramientas prácticas para gestionarla internamente. No solo faltaban instrumentos claves de buena gobernanza, tales como una política organizacional con énfasis en la rendición de cuentas o una estrategia de transparencia y participación ciudadana, sino también elementos básicos de gestión organizativa, tales como definición de roles, responsabilidades y auto control contable. Todo esto, se traducía en la insatisfacción de los usuarios, quienes manifestaban quejas y desconfianza en conversaciones informales, ya que tampoco se contaba con canales formales para la atención de reclamos.

Por tal motivo, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2017 el ERSAPS lanzó el programa de Gestión de Integridad, logrando incorporar conceptos, acceder a herramientas, determinar roles internos así como disponer de buenas prácticas para impulsar su gestión interna. De esa forma, se identificaron riesgos de integridad y medidas para mitigarlos, que fueron plasmados en un Plan de Acción, con hitos específicos de cumplimiento. Este proceso se llevó a cabo en el marco del programa “Gestión de Integridad en Agua y Saneamiento”, desarrollado e implementado con el apoyo del Consorcio por la Integridad, conformado por la Red de Integridad del Agua (WIN), el Centro de Emprendimiento en Agua y Saneamiento (CEWAS) y el Instituto Internacional de Agua de Estocolmo (SIWI).

Gracias a la capacitación recibida y a los lineamientos y herramientas preparados especialmente para Honduras, a partir de 2018 el ERSAPS comenzó a fomentar programas de Gestión de Integridad en los prestadores de servicios de AyS, multiplicando así el impacto. Uno de ellos fue el programa de fortalecimiento a la Junta de Agua de JAPOE, que cubre a más de 1,865 usuarios en el Municipio de Jesús Otoro, Departamento de Intibucá. Allí, Maribel Márquez, que cumple el rol de administradora del prestador de servicio, asumió el desafío de poner en práctica la gestión de integridad. En sus palabras, ello permitió: “…incluir la temática en su Plan Operativo Anual, contar con un rol claro sobre las actividades y funciones que tiene un prestador de servicio, disponer de un presupuesto asignado al tema, así como, entre otros importantes avances, disponer de un canal formal para recoger la opinión de sus usuarios…” En tal sentido, en el presente año y con el apoyo de ERSAPS, JAPOE está revisando nuevamente su modelo de negocios y generando una nueva hoja de ruta actualizada para los próximos años.

Fuente: BID