¿Qué es el la “era meta” y cómo impacta en el Estado?
El desafío es desarrollar una profunda transformación digital del Estado.
A principios de los años 90 se publicó una novela de ciencia ficción llamada “Snow Crash”, en donde el autor Neal Stephenson inventa el metaverso, un lugar donde todos interactúan en un mundo virtual a través de avatares. Con el tiempo y la evolución de Internet, el metaverso, que funciona como un masivo juego de rol en línea, pasó de ser algo hipotético a un mundo cada vez más real, en donde millones se congregan no sólo para jugar, sino para comerciar, educarse y realizar las mismas cosas que pasan en el mundo físico.
En los últimos años, el impulso de las nuevas tecnologías ha modificado la forma en la que nos relacionamos como sociedad y ha impactado en nuestra vida cotidiana. Para aquellos que nacimos en el siglo pasado, los cambios tecnológicos significaron no solo el pasaje de un mundo analógico a un mundo digital, sino también un cambio en nuestras conductas y hábitos.
Según datos del Banco Mundial del 2021 el 87% de las personas en Argentina utilizan Internet con al menos un dispositivo, para hacer una comparativa en 2001 sólo lo hacía el 10%.
Los avances en el campo de la robótica, la masificación de Internet, el surgimiento del ciberespacio y los nuevos algoritmos consolidaron una sociedad basada en el conocimiento y la información en donde los cambios tecnológicos son el núcleo de una nueva era que se aceleró con la crisis del Covid-19, con la cuarentena eterna, y la necesidad ante ese escenario de continuar con nuestras vidas a través de un vínculo remoto.
Mientras que muchos tuvimos que adaptarnos al ritmo acelerado que significó la cuarta revolución industrial, otros, sin embargo, se encuentran inmersos en ella. Los nacidos en el siglo XXI, popularmente llamados centennials, se constituyen como verdaderos nativos digitales y su visión del mundo impactará de manera crucial en la cultura del trabajo de los próximos años.
Esto no solo constituye un reto para los sistemas educativos que deben formar para un mundo incierto, desconocido y en constante cambio, sino también, y sobre todo, para el sector público que debe modernizarse completamente en su diseño y la formación de sus agentes, ya que la inteligencia artificial, el Internet de las cosas, y la realidad aumentada están produciendo no sólo un impacto notable en la sociedad y la economía, sino también en el Estado.
Por ello mismo, necesitamos desarrollar una profunda transformación digital del Estado que cuente con la capacidad de direccionar los cambios tecnológicos y transformarlos en herramientas de gestión que permitan tomar mejores decisiones basadas en datos.
La tecnología en general, y sobre todo las TIC, no constituyen un fin en sí mismo, sino que deben entenderse como un medio para crear Estados modernos y eficientes, que brinden respuestas ágiles y simplificadas.
De este modo, podremos entrar en una nueva forma de relaciones sociales que van a dar origen a nuevas formas de interacción con el Estado, que no requieran la presencia física de los usuarios y los agentes, y aun así, quede asegurada la prestación de servicios acorde a sus necesidades. El pasaje hacia el “Estado Inmersivo” se producirá cuando se lleven adelante los arreglos institucionales y culturales necesarios, en donde se visualice al Estado como una verdadera plataforma para el desarrollo.
*Autor del Libro “El Estado en la era meta” (CLAD 2022)