¿Cuál es el potencial del financiamiento basado en resultados para abordar desafíos de desarrollo?

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Sir Ronald Cohen es filántropo, innovador y pionero en inversión social. Es difícil imaginar a alguien más calificado que él para hablar de cómo los mercados financieros pueden movilizar el capital para alcanzar objetivos de desarrollo. Sir Ronald es uno de los creadores del bono de impacto social y es el actual presidente del Grupo de Dirección Global para la Inversión de Impacto con sede en el Reino Unido. La experiencia de Sir Ronald sirve como un testimonio de cómo los mercados y el espíritu empresarial pueden impulsar los objetivos sociales y medioambientales mundiales.

El 23 de octubre, Sir Ronald Cohen participó en nuestra mesa redonda “¿Cómo Promover la Efectividad del Desarrollo?” como parte de nuestra Semana del Conocimiento 2023. Durante su intervención, comentó sobre el crecimiento de los instrumentos financieros de pago por resultados. Estos han evolucionado desde la emisión del primer bono de impacto social en 2010, diseñado para reducir la reincidencia delictiva en el Reino Unido, hasta convertirse en un sector de bonos y préstamos vinculados a la sostenibilidad de 1.25 billones de dólares. Estos instrumentos se enfocan en la idea de recompensar a los inversores en función del logro de objetivos ambientales o sociales predefinidos. El cambio de “simplemente optimizar el riesgo y el rendimiento a optimizar el riesgo y el rendimiento junto con el impacto es un cambio muy significativo”, señaló Sir Ronald.  Además, resaltó que las alianzas basadas en resultados —que generalmente involucran a inversores, gobiernos y proveedores— ofrecen servicios a la mitad de la tarifa típica.

Sir Ronald hizo referencia al Fondo de Resultados en Educación (Education Outcomes Fund), del cual es presidente, y que actualmente ejecuta programas en Ghana y Sierra Leona con alrededor de 50 millones de dólares destinados a pagos por resultados para mejorar el aprendizaje de 300,000 niños. La ambición es aún mayor: se busca recaudar mil millones de dólares en compromisos y capital provenientes de gobiernos nacionales en África y el Medio Oriente, así como de filántropos y otros donantes, con el fin de mejorar la vida de los niños. En el centro de este enfoque crítico se encuentra una estructura fundamental: los resultados se logran a través de contratos firmados entre los gobiernos y los donantes con las organizaciones encargadas de la implementación, las cuales reciben el capital de inversión necesario para alcanzar los objetivos de fondos de impacto.

Estos contratos no solo financian programas sumamente necesarios, sino que también generan una gran cantidad de datos. A medida que las organizaciones encargadas de la ejecución trabajan en alcanzar sus objetivos, se obtiene valiosa información sobre lo que funciona y lo que no en la búsqueda por alcanzar objetivos de desarrollo, y dichas lecciones posteriormente informan la toma de decisiones de políticas públicas. A su vez se comparte evidencia y los impactos son evaluados. No obstante, según Sir Ronald, estos solo son componentes clave de un proceso. El motor detrás de esto es el financiamiento basado en resultados, el cual reúne a los sectores público y privado, académicos y organizaciones sociales, cada uno con sus propios incentivos.

“Un gobierno encuentra incentivos porque ofrece un servicio a la mitad del costo tradicional. Los inversores están motivados e incentivados porque obtienen un retorno financiero y social. Las organizaciones que utilizan el capital de inversión en estas alianzas basadas en resultados tienen contratos que les proporcionan un modelo de negocio, lo que les permite obtener ingresos si cumplen sus objetivos en educación o cualquier otro campo”, afirmó Sir Ronald. De este modo, sectores cruciales se encuentran motivados para alcanzar sus metas y recibir compensación, con pagos vinculados a los resultados que imponen disciplina a las organizaciones que prestan los servicios. Y el poder de la evidencia y las evaluaciones en este esquema es fundamental. Cuando tienes financiamiento basado en resultados, este se sustenta en evidencia y en la evaluación [de proyectos], subrayó.

Un desafío crucial es fomentar un cambio de mentalidad de los gobiernos. Con frecuencia, los gobiernos se apegan a enfoques tradicionales que no involucran la comisión basada en resultados, sino que tienden a preferir acuerdos competitivos basadas en las tarifas de los servicios. Sin embargo, este enfoque podría considerarse obsoleto en vista de las transformaciones en los mercados financieros que han facilitado la obtención de recursos. De hecho, dada la considerable disponibilidad de capital y el interés de inversores en generar un impacto y obtener un rendimiento financiero, los gobiernos tienen un fuerte incentivo para superar la inercia y desarrollar la capacidad institucional necesaria para cambiar su forma de comisionar proyectos. El resultado de este cambio sería una mayor eficiencia y efectividad, especialmente a medida que los fondos basados en resultados diseñen tarifas específicas para la educación, la salud y cualquier otro objetivo de políticas sociales. “Podemos proporcionar incentivos a las organizaciones que brindan el servicio para hacerlo de la manera más efectiva desde el punto de vista social” señaló Sir Ronald. Estos programas serán más económicos y de mejor calidad, con mayor evidencia y todo evaluado y auditado al más alto estándar, añadió.

Los bancos de desarrollo, como el BID, desempeñan un papel crítico en este nuevo escenario, donde los 1.25 billones de dólares en bonos y préstamos vinculados a la sostenibilidad superan con creces los 150 mil millones de dólares que las organizaciones de desarrollo gastan anualmente, según Sir Ronald. Pueden aprovechar sus habilidades para colaborar en la creación de fondos basados en resultados, financiar a las organizaciones que finalmente serán remuneradas por inversores al alcanzar sus objetivos y brindar asesoraría a los gobiernos sobre cómo estructurarse de manera que puedan aprovechar al máximo las nuevas modalidades. Esto implica contribuir a diseñar un ciclo presupuestario que permita a los gobiernos comprometerse con pagos a cinco o diez años, en lugar de depender de un presupuesto anual, junto con iniciativas que aseguren la continuidad del programa para que, en caso de un cambio en el gobierno, el programa continúe.

El financiamiento basado en resultados atrae mayor financiación en comparación con la que contamos en el sector del desarrollo. Este cambio en la financiación requiere nuevas competencias que una organización como el BID, que trabaja con la financiación de resultados, puede ofrecer. Ya sea con el objetivo de mejorar la educación, la salud o algún otro objetivo de desarrollo, existe una nueva dinámica que permite un mercado que alberga los incentivos para abordar desafíos esenciales de manera más eficiente, a escala, con más innovación y mejores resultados.

NOTA PUBLICADA EN EL BLOG DEL BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO