La IA en la educación, ¿un privilegio para pocos o una oportunidad para todos?
Integrar o no integrar la IA en los sistemas educativos, esa parece ser la cuestión. Sin embargo, plantearla parece ser un privilegio para unos pocos en vez de una posibilidad para muchos.
En los relucientes colegios privados bilingües de Lima, los alumnos participan en animados debates con chatbots impulsados por IA sobre personajes emblemáticos de Shakespeare, como el mismísimo Hamlet. Mientras tanto, en la sierra rural de Cajamarca, muchas aulas siguen careciendo de electricidad, por no hablar de conectividad. Este marcado contraste no es sólo una historia de dos Perús, sino del panorama educativo mundial a medida que la inteligencia artificial abre paso a una nueva era del aprendizaje.
Se habla mucho del potencial de la Inteligencia Artificial en la educación, pero menos de cómo el rápido auge de la IA generativa está ampliando drásticamente la brecha digital. Esta brecha cada vez mayor se manifiesta en tres grupos distintos de estudiantes:
Los empoderados para la IA: En los centros urbanos bien surtidos de recursos y conocedores de la tecnología, algunos estudiantes son guiados por educadores capacitados para aprovechar las herramientas de IA de vanguardia. Utilizan la IA para mejorar su pensamiento crítico, participar en un aprendizaje más profundo y desarrollar habilidades socioemocionales y técnicas.
Los dependientes de la IA: Algunos estudiantes de zonas con buena conectividad utilizan la IA para «delegar» sus deberes y tareas académicas. Aunque tienen acceso a la tecnología, se pierden experiencias de aprendizaje y desarrollo de habilidades esenciales.
Los excluidos de la IA: En muchas partes del mundo, los estudiantes luchan por acceder incluso a los recursos más fundamentales. Para ellos, el aprendizaje potenciado por la IA sigue siendo un concepto lejano. Sus profesores ven la enseñanza de la IA sólo en las noticias y las redes sociales, carecen de las habilidades mínimas o se enfrentan a problemas básicos de conectividad.
En los países de renta baja y media, el tercer grupo sigue siendo el más numeroso. Esta realidad en tres niveles plantea cuestiones urgentes: A medida que la IA transforma la educación a una velocidad vertiginosa, ¿cómo podemos garantizar que se convierta en un puente y no en una barrera? ¿Cómo abordamos la brecha en el acceso y la brecha en el uso eficaz, guiado por el profesor, de estas potentes herramientas?
El reto que tenemos por delante es garantizar el uso eficaz y ético de la IA en todos los grupos de estudiantes. Se trata de transformar a los dependientes de la IA en empoderados y de acelerar la inclusión de los excluidos en esta revolución educativa. La atención debe centrarse en aprovechar la IA para crear experiencias de aprendizaje más equitativas, eficaces y atractivas para todos los estudiantes.
Oportunidades en medio de los desafíos
Cuando se integra adecuadamente, la IA puede ser una poderosa herramienta educativa. Puede adaptar el aprendizaje a las necesidades individuales de los alumnos, fomentar el pensamiento crítico y prepararlos para tener mejores oportunidades en un mundo basado en la IA. Para los profesores, la IA puede actuar como una co-inteligencia, impulsando su productividad y eficacia.
La clave está en cómo abordamos la integración de la IA. Necesitamos conectividad, unos dispositivos asequibles, una infraestructura escolar adecuada y, lo que es más importante, profesores capaces y alfabetizados digitalmente. Nunca se insistirá lo suficiente en este último punto.
En muchos países de renta media, el porcentaje de profesores con suficientes conocimientos digitales y de IA para utilizarla eficazmente en sus prácticas sigue siendo bajo. Si no abordamos esta cuestión, corremos el riesgo de que los alumnos adopten la IA más rápidamente que sus profesores, lo que podría conducir a un uso no supervisado e improductivo de estas potentes herramientas. O cualquier escenario impredecible.
Un enfoque proactivo: La perspectiva del Banco Mundial
En el Banco Mundial abogamos por un enfoque proactivo, centrado en las capacidades humanas al tiempo que se integra la IA de forma responsable. Tres acciones clave son cruciales:
Garantizar un cuerpo docente altamente capacitada y digitalmente alfabetizada. La carrera docente debe ser reconocida como exigente y desafiante, y por lo tanto altamente valorada y recompensada. Existe una brecha creciente entre las características cada vez más desafiantes de la carrera y el reconocimiento social y económico de la misma, especialmente en los países de ingresos bajos y medios. La selección del profesorado, la formación inicial y el desarrollo profesional continuo deben abordar las exigencias cada vez más complejas de la profesión, incluidas la IA y la alfabetización digital. Sistemas educativos como los de Japón y Luxemburgo están adoptando una formación del profesorado que combina teoría e instrucción práctica sobre la integración ética de las herramientas de IA. Pioneros en el sur global, como Nigeria (Edo), Sudáfrica, Ruanda, Brasil (Matto Grosso) y Chile, están diseñando una formación holística que incorpora la IA.
Invertir en un ecosistema digital propicio para el uso eficaz de la tecnología en la educación. Un ecosistema propicio incluye un acceso asequible a Internet de alta velocidad, dispositivos apropiados, infraestructuras escolares adecuadas y plataformas digitales sólidas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el ecosistema para apoyar la adopción del aprendizaje digital y las herramientas de IA no existe, especialmente en los países de ingresos bajos y medios. El Banco Mundial y el BID han lanzado una agenda compartida para mejorar el acceso a la conectividad, los dispositivos, las plataformas educativas y las habilidades digitales en América Latina.
Desarrollar planes de estudios/currículos preparados para la IA y fomentar la investigación en IA para la educación. Los planes de estudios deben proporcionar a los estudiantes las competencias necesarias en el mundo de la IA, en armonía con los objetivos nacionales y estándares internacionales. Países como China, Corea, India y Emiratos Árabes Unidos han incorporado la IA a sus planes de estudio, algunos desde la enseñanza primaria. En Uruguay, Ceibal ha desarrollado un marco para enseñar IA en las escuelas. Al mismo tiempo, es crucial invertir en la investigación de la IA en la educación a nivel nacional.
Apoyar la I+D en IA en colaboración con las instituciones de enseñanza superior y el sector privado puede fomentar la innovación y ampliar los conocimientos especializados en IA. Finlandia y Singapur son líderes en este campo, mientras que en América Latina están surgiendo nuevos centros de investigación en Brasil y Chile.
El camino a seguir
Es fundamental encontrar un equilibrio entre la educación tradicional y el aprendizaje asistido por IA que aproveche los puntos fuertes de ambos. Es el balance en utilizar la tecnología para amplificar los puntos fuertes de los profesores.
Nos encontramos en un momento crucial para la educación, y las decisiones que tomemos hoy determinarán las experiencias de aprendizaje de millones de estudiantes de todo el mundo.
Abordando la brecha digital, garantizando un acceso equitativo y responsable a las herramientas y conocimientos de la IA e invirtiendo en la carrera docente, podemos empoderar a alumnos y docentes.
La revolución de la IA puede apoyar una transformación de los ecosistemas educativos, haciéndolos más inclusivos, eficaces e innovadores: una oportunidad para todos, no sólo para unos pocos privilegiados. Pero hay tareas urgentes a llevar a cabo para que esto ocurra.
Autores: Jaime Saavedra, Maria Barron y Ezequiel Molina